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Foto del escritorElena Maldonado

Tres vidas en un parpadeo

Me saqué el carnet de conducir con 28 años, aunque no aprendí a conducir hasta que me compré mi primer coche, a los 31. Me encanta conducir y creo que lo hago bien. No obstante, reconozco que más de una vez he cometido alguna imprudencia al volante como conducir con una copa de más o demasiado cansada. Al menos en dos o tres ocasiones que yo recuerde he dado una cabezada de quizá un par de segundos… un par de segundos que definen la fina línea entre la vida y la muerte. Pero esto fue hasta que supe de una historia que me impresionó tanto que viaja conmigo siempre que conduzco.


He cometido alguna imprudencia al volante como conducir con una copa de más

Seguramente llegaban tarde, su marido le decía que no podían parar porque ya se habían retrasado mucho, los niños no dejaban de chincharse y todos querían llegar a casa lo antes posible. Ella se sentía cansada, tenía sueño, no había dormido bien la noche anterior o simplemente llevaba demasiadas horas al volante. Quizá no quería volver a discutir con su marido porque, según él, siempre llegaban tarde a todas partes por culpa suya. Pero aquel día no, aquel día iban a llegar a la hora prevista. Un parpadeo, un simple parpadeo. Un segundo, quizá dos, no fueron más. Y ya no hubo prisa, ya todo lo que había que hacer estaba hecho. Leí que se salió de la autovía y se estrelló.



El marido dejó de protestar, los niños dejaron de chincharse. Pero si solo fueron un par de segundos… Leí que ella estaba en el hospital, que se iba a recuperar de sus heridas, no demasiado graves. Ella, antes o después, llegaría. Pero, ¿quién iría con ella a casa? Todos los demás murieron: su marido y sus dos hijos, en el acto.


¿Cómo se puede sobrevivir a algo así? No sé si yo podría. Saber, sin lugar a dudas, que eres la culpable de que toda tu familia haya muerto. Sí, él la presionaba para no llegar tarde, los niños no paraban de protestar… Pero, ¿de verdad hubiera pasado algo si hubiese parado 10 o 15 minutos para descansar un poco? Solo recuerda que los párpados le pesaban, solo fue un segundo, quizá dos…


¿Cómo pueden dos míseros segundos significar la diferencia entre el todo y la nada? ¿Cómo puede un parpadeo arrebatártelo todo? ¿Cómo pudo esa mujer, esposa y madre seguir viviendo?



No sé qué fue de ella. Nunca leí nada más sobre el caso. Las noticias se quedan en el suceso impactante: el día a día posterior de las víctimas no interesa. ¿Pudo soportar la escalofriante realidad o decidió que no merecía la pena seguir viviendo? ¿Habrá rehecho su vida con otro marido y otros hijos? ¿Conducirá? ¿Se habrá perdonado a sí misma? ¿La habrán perdonado sus amigos y familiares? No tengo respuestas. Solo sé una cosa: desde que supe de esta historia nunca, jamás he vuelto a dejar que un parpadeo se convierta en la ruleta rusa, no de mi propia existencia, sino de la vida de las personas que viajan conmigo.

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