El relato de Nicol, una joven que trabajaba como camarera en un bar de Almería, ofrece una mirada cruda a las dificultades que enfrentan las mujeres embarazadas en el ámbito laboral, especialmente en sectores como la hostelería donde los abusos laborales son lamentablemente frecuentes.
Nicol informó a su jefe sobre su embarazo con la intención de cumplir con sus responsabilidades laborales y planificar adecuadamente su permiso por maternidad. Sin embargo, en lugar de recibir apoyo, se encontró con una serie de situaciones hostiles y discriminatorias.
En primer lugar, la empresa modificó su estatus de autónomo a empresa, lo que resultó en la pérdida de su antigüedad laboral sin su conocimiento previo. Este cambio injusto se suma a una serie de prácticas laborales cuestionables, como la falta de pago de horas extras.
"Sabes que yo acudí a Comisiones Obreras y me contestaron con un portazo en la cara."
Una de las tácticas empleadas por la empresa fue el incumplimiento sistemático de sus derechos laborales. Se le negaron vacaciones pendientes y se intentó imponer condiciones abusivas. Además, se le exigía firmar jornadas laborales que no reflejaban las horas reales trabajadas, una práctica ilegal que se ha vuelto lamentablemente común en el sector de la hostelería.
A pesar de tener un contrato de 40 horas semanales, ella y sus compañeros se encontraban trabajando diez horas diarias, seis días a la semana, lo que suma un total de 60 horas semanales.
La situación llegó a su punto álgido cuando la esposa del propietario del establecimiento lanzó insultos y amenazas a Nicol, desatando un episodio de acoso laboral que la llevó al hospital por una subida de tensión y posteriormente a buscar ayuda legal. Sin embargo, incluso las instituciones destinadas a proteger los derechos de los trabajadores, como Comisiones Obreras, no brindaron el apoyo esperado, dejándola aún más desamparada.
"Hace dos días me enteré que han echado otra compañera por el mismo motivo, pero es que su caso es más grave. La tenían sin dar de alta".
Es fundamental que la inspección de trabajo tome medidas ejemplares para garantizar que los empresarios de la hostelería respeten los derechos laborales y que se apliquen sanciones adecuadas a aquellos que violen estas normas. La historia de Nicol es un recordatorio de que la lucha por la igualdad y la justicia laboral es una responsabilidad de todos.
